El reglamento promueve la reducción de envases innecesarios y establece medidas para fomentar la reutilización y el rellenado de envases, alineándose con la jerarquía de residuos y contribuyendo a la transición hacia una economía circular.

Uno de los objetivos principales es garantizar que, para 2030, todos los envases sean reciclables o reutilizables de manera económica y eficiente. Para lograrlo, se establecen requisitos de sostenibilidad y etiquetado que abarcan todo el ciclo de vida de los envases, desde su diseño y fabricación hasta su eliminación.

El reglamento también introduce porcentajes mínimos de contenido reciclado en los envases de plástico, con metas específicas para 2030 y 2040, fomentando así el uso de materiales reciclados en la producción de nuevos envases.

Además, se prohíbe el uso de ciertas sustancias peligrosas en la fabricación de envases, como el bisfenol A (BPA), debido a sus efectos nocivos para la salud humana y el medio ambiente.

El Reglamento europeo también prevé que los envases no reciclables o con bajo contenido reciclado estén sujetos a costes más altos.

El Reglamento (UE) 2025/40 entra en vigor el 11 de febrero de 2025 y será aplicable a partir del 12 de agosto de 2026, otorgando a los Estados miembros y a los operadores económicos un período de adaptación a las nuevas disposiciones.